Geoffrey Kondogbia.No es fácil verlo, seguirlo y analizarlo, pero menos aún contratarlo. Pese a la exagerada amplitud generada en el mundo del scouting en los últimos años, con un exhaustivo seguimiento diario de miles de personas sobre aquellos jóvenes potencialmente preparados para un futuro profesional y editando la captación de detalles que analicen todos los movimientos hasta el extremismo más radical, son solo unos cuantos ‘privilegiados’ los que encuentran un proyecto a su medida. Pese a conocer los entresijos y las necesidades de optimizar los recursos económicos y rentabilizar al máximo cara inversión en la renovación de plantilla, sólo un ramillete de clubes profundiza en la materia para sacar rentabilidad deportiva primero y financiera después. El Sevilla lleva una década siendo ejemplo y su última prueba es Geoffrey Kondogbia.
Toda labor donde entran en juego factores mentales y educativos con chicos en edad adolescente agigantados por todos los que los rodean, genera un porcentaje de error sobre su progresión futbolística. Un margen que, para bien y para mal, hay que asumir. Pero que en una carrera de fondo, más allá de algunos obstáculos en forma de fracasos (porque el propio Sevilla no ha atinado como antaño en sus últimas apuestas de futuro estos años precedentes), acaban otorgando una plusvalía mayúscula dentro y fuera del césped. Por ello la apuesta de la dirección deportiva sevillista sigue siendo intocable, respetando el canon establecido para la búsqueda de nuevos talentos y defendiendo el minucioso trabajo que esta semana ha encontrado premio con la contratación de uno de los mejores mediocentros-llegadores del futuro.
Jorge Salorio Martínez
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