Con apenas 21 años, Adel Taarabt ha escuchado demasiadas veces que jamás será una estrella en el mundo del fútbol. Nunca faltó alguien que le recordara sus defectos. Le han acusado de trabajar poco, de ser demasiado egoísta, de estar poco implicado, de no jugar en equipo, de no ser profesional, de que su talento no era suficiente. El pasado verano, Taarabt tocó fondo. Decidió escapar de las críticas y se escondió en Marruecos, su país natal. Ocho meses después, ha sido nombrado jugador del año en Championship (segunda división inglesa).
El culpable de tan radical cambio es Neil Warnock, un técnico famoso por su fuerte temperamento. Tras renovar como entrenador del QPR -después de esquivar el descenso en tres meses- diseñó un proyecto que buscara el ascenso a Premier League y todo giraría en torno al talento de Adel Taarabt.
Jorge Salorio Martínez
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